20080421

Izani Bruch, pastora evangélica luterana:


"EL FALLO DEL TC ES CLASISTA"

Foto: Alejandro Olivares



Como la mayoría de las mujeres de Chile, siento impotencia e indignación frente al fallo del TC, que es una violación a mis derechos y a los de todas las chilenas. Se han vulnerado nuestros derechos a decidir de forma libre, informada y responsable cómo vivir nuestra sexualidad, cuándo y cómo queremos ser madres, y cuántos hijos/as queremos tener, además de la libertad de conciencia de cada ser humano, para decidir cómo vivir el don de la sexualidad y el don de la maternidad-paternidad.
El fallo del TC es una muestra más de la discriminación y violencia que se ejerce sobre la mujer en nuestra sociedad, donde nuestra opinión no es considerada ni respetada, donde otros (un grupo de 36 parlamentarios/as y de nueve personas del TC) piensan y deciden por nosotras. Me gustaría ver a los/as parlamentarios/as que presentaron este requerimiento al TC, y que se abogan el derecho de defender la vida, trabajando con la misma fuerza para defender la vida de las mujeres, promoviendo leyes más efectivas que ayuden a superar la brecha laboral entre hombres y mujeres y a disminuir el alto índice de femicidio en nuestro país. ¿Acaso la vida de las mujeres no tienen el mismo valor? A la fecha son 22 mujeres que han sido asesinadas por sus parejas. ¿Dónde está la defensa de la vida?
La decisión del TC es absurda, representa un tremendo retroceso en todo lo que se había avanzado desde los años 60 en las políticas públicas de salud sexual y reproductiva. En Chile, quien tiene las condiciones económicas no tiene ninguna dificultad para acceder a la salud sexual y reproductiva. Por lo tanto, la decisión del TC es un fallo clasista, que genera un problema de justicia social y promueve una profunda desigualdad, pues afecta en especial a las mujeres más pobres y jóvenes que son las usuarias del servicio público de salud.
Las políticas públicas de salud sexual y reproductiva impulsadas por el gobierno, que por cierto es laico, no atentan contra la vida, al contrario, buscan reparar la tremenda falta de equidad que existe en Chile, no sólo en materia de salud sexual y reproductiva. En nuestro país nacen niños y niñas condenados/as a vivir en extrema pobreza. No es posible avanzar en la equidad social sin una política de planificación familiar, pues es en los sectores más pobres donde ocurren los más altos índices de embarazo adolescente, de natalidad, así como de abortos clandestinos. Factores que ayudan a la reproducción del círculo de la pobreza.
Es inaceptable que un grupo de personas, en nombre de la vida, quiera imponer una norma que justamente atenta contra la vida, generando el incremento de los abortos clandestinos y por supuesto el aumento de la mortalidad infantil y materna.

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